viernes, 28 de marzo de 2008

Abu Grahib y la reivindicación Norteamericana (...)

Estimados lectores, lamento mucho no haber escrito nada pero es que ando con todo dándole a mi tesis. De todas formas prometo intentar escribir más seguido.... El siguiente texto lo escribí para una clase de Ética y Liderazgo. Espero sus opiniones. Saludos.


El pasado 8 de enero Steven L. Jordan, ex director del centro de interrogatorios de la prisión iraquí de Abu Grahib, fue exonerado por una Corte marcial y sólo recibió un castigo administrativo por los abusos cometidos contra presuntos terroristas. La relación que existe entre este hecho y la ético y el liderazgo es de una importancia mayúscula. El único oficial estadounidense juzgado por el caso de la prisión iraquí fue exonerado de crueldad y maltrato, al obligar a los prisioneros a desnudarse e intimar con perros; de negligencia por no entrenar y supervisar a sus efectivos en “reglas humanas de interrogación”; y de desobedecer la orden de no utilizar perros en los interrogatorios sin aprobación del mando. Eso sí, fue hallado culpable de desobedecer una orden directa de no discutir con personas ajenas lo relacionado con la averiguación, un cargo menor.

El teniente coronel Steven L. Jordan es un oficial de Asuntos Civiles en la Reserva del Ejército norteamericano. Antes de ocupar este cargo pasó 28 años en inteligencia militar, y en el 2003 solicitó regresar al servicio activo, en calidad de voluntario, para participar en la guerra con Iraq. En un reporte escrito por el General Antonio Taguba (Taguba Report ), Jordan era uno de los señalados como “responsables directos o indirectos de los abusos cometidos en Abu Grahib”. Cuando se publicó este reporte Jordan era el segundo militar de inteligencia con rango más alto, sólo por debajo del Coronel Thomas Pappas. El 28 de abril del 2006 el Teniente Coronel se convirtió en el oficial de mayor rango en haber sido acusado de algo con relación al escándalo de la prisión iraquí.

En el reporte Fay, que fue un texto que elaboraron el Mayor Fay y el General Jones para investigar más a profundidad los abusos cometidos en Abu Grahib, se establece que Jordan: falló en entrenar soldados y civiles para los interrogatorios; falló en asumir la responsabilidad que conllevaba su cargo de director; falló en establecer los pesos y contrapesos que pudieran evitar, o detectar, abusos; falló en establecer orden e imponer el uso correcto de las formas de interrogación durante la noche del 24 de noviembre de 2003, lo que contribuyó a crear un situación caótica en la que se abuso de los detenidos; falló en impedir que se utilizaran perros y que se humillaran detenidos, los cuales permanecieron desnudos para ningún propósito, mientras él era el oficial de mayor cargo en el lugar; falló en dar información verídica y oportuna al Coronel Pappas en temas como: el incidente en el cual un detenido había conseguido un arma; no dijo la verdad ni durante la presente investigación, ni durante la que condujo el General Taguba. Los datos, incidentes y declaraciones que hizo siempre fueron para evitar toda culpa o responsabilidad y sus versiones de los hechos muchas veces diferían de las de los demás; falló en cumplir una orden legal de abstenerse de hablar con alguien, excepto su abogado, de la investigación. Condujo una campaña por correo electrónico solicitando apoyo de otros involucrados en la investigación .

Una vez que se tuvo toda esta información se procedió a iniciar el proceso para llevar a cabo la Corte Marcial. El 20 de Agosto del 2007 el juez de la Corte desechó dos cargos contra Jordan después de que el General Fay admitió no haberle leído sus derechos al acusado antes del interrogatorio que hizo para escribir su reporte. Como el General Fay había declarado bajo juramento el 12 de marzo que sí le había leído sus derechos, cayó en perjurio y 8 de los 12 cargos fueron desechados. Ese mismo día la parte acusadora redujo el espectro en el cual se le podía acusar de crueldad y maltrato: en vez de que fuera un lapso de 3 meses el investigado, se pasó a un solo día, el 24 de noviembre.

El 28 de agosto del 2007 Jordan fue encontrado culpable de desobedecer una orden de no discutir la investigación que se estaba llevando a cabo en 2004, pero fue encontrado inocente de los demás cargos. En ese momento se enfrentaba a la posibilidad de una sentencia de 5 años y ser dado de baja del ejército. Sin embargo el 8 de enero del 2008 el Mayor General Rowe eliminó la sentencia de Jordan y limipió su registro, lo que significa que el Teniente Coronel va a tener un registro limpio y va a poder seguir sirviendo activamente en el ejército hasta que decida retirarse.

En el presente caso existen dos vertientes de análisis relacionadas con el tema de ética y liderazgo. En primer lugar ¿es responsable el jefe o el encargado de lo que hacen aquellos que están bajo su mando? Y el segundo ¿qué mensaje está enviando Estados Unidos, la potencia de la actualidad, al resto de los países, y a sus fuerzas armadas, al haber encontrado al único oficial juzgado por el escándalo de Abu Grahib culpable de un cargo que poco, por no decir nada, tenía que ver con el hecho en sí?

Con respecto a la primera interrogante mi postura es que por supuesto que el encargado tiene que ser responsable de todo lo que hagan aquellos bajo su control, porque sino ¿para qué existe la figura de jefe o de líder? Este punto adquiere mayores dimensiones en una organización como el ejército en la cual un líder incapaz de controlar a su gente puede resultar en la muerte o, como sucedió en el presente caso, en abusos. Si el único oficial juzgado fue encontrado inocente de los cargos, entonces ¿quién era responsable de mantener el orden y revisar que se interrogara a los prisioneros de acuerdo a los acuerdos internacionales? ¿nadie? Si nadie era responsable, entonces la situación es mucho más grave de lo que parecía en una primera instancia. Si recordamos un poco el experimento que Philip Zimbardo realizó en 1971 , y le añadimos que no hay una autoridad encargada de imponer orden, entonces las cosas podrían estar peor de lo que las fotos nos lo hicieron ver.

La segunda pregunta parece ser, a primera vista, más sencilla de responder que la anterior. En primer lugar si mi gente tortura y sale impune (salvo algunos militares que si fueron enjuiciados y hallados culpables, pero ninguno de ellos tenía un puesto de responsabilidad, eran en su mayoría reservistas) le estoy diciendo al mundo dos cosas:
• En realidad los Tratados Internacionales y demás documentos que prohíben la tortura me tienen sin cuidado, y
• Voy a seguir torturando.

Las implicaciones de esto son enormes. Si el país “más democrático” y “más libre” tortura, ¿qué podemos esperar de aquellos que son autoritarios, y más ahora que Estados Unidos ya legitimó la práctica? Además con este veredicto Estados Unidos le está diciendo a sus propios oficiales: “Si torturas y por alguna razón la situación se vuelve pública, tú simplemente abstente de hablar con alguien sobre el caso y vamos a encontrar la forma de evitar que te pase algo”.

Estoy consciente que estoy presentando conclusiones muy dramáticas, pero me parece que en un tema como éste no es posible que nos andemos con medias tintas. Estados Unidos es la potencia mundial, es el paradigma a seguir en el nuevo orden, y precisamente por esto le tenemos que exigir. No es posible que en el momento histórico en el que vivimos, cuando tanta gente ha sufrido por la bandera de los derechos humanos, a un país se le ocurra que los derechos humanos pueden ser desechables.

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