viernes, 23 de abril de 2010

En un viernes cualquiera II

¿Cómo estan mis dos lectores?

Tenía pensado hoy escribirles sobre la ley antiimigrantes que se acaban de aprobar en Arizona, pero justo cuando venía a mi casa a darle al perro tumbado, me pasó algo que me quitó todas las ganas de escribir sobre eso.

Resulta que venía caminando por una de las calles importantonas del DF (Baja California) cuando me acordé que tenía que pagar unos dineros. Fui al banco que está sobre ésta avenida y saque la lana que necesitaba. Cruzé la calle y llegué a la esquina con Monterrey. De reojo veía a una persona chaparrilla caminando junto a mí así que me orillé para dejarla pasar. Yo estaba muy clavado abriendo mis sobresitos del Panini y no le presté mayor atención.

Llevaba caminando como 10 pasos cuando me dí cuenta que la persona me quería rebasar así que me hize a un lado y justo cuando estaba junto a mí me empujó y me dijo "no la armes de a pedo". Era una chica. Unos 18 años, chaparrilla, flaquilla, venga nada de especial. Eso sí, olía a que le venía pegando a la mona con todo. En eso aparece otra chica y me dice dame todo lo que tienes. Otra chica igual que te la puedes encontrar donde sea y la ves como una chica más.

En un principio como que no entendía qué estaba pasando hasta que me empezaron a meter las manos en las bolsas. Cuando me cayó el veinte me entraron ganas de hacerle al vivo y resistirme cuando ví llegar a un tipo. Un cabrón medio mamadón, más alto que yo que en corto me empezó a meter unos putazos en el estomago. "Afloja todo cabrón" fue lo único que decía. Ahí mis ganas de hacerle al pendejo se acabaron. Levante las mando y dejé que se llevaran todo. Hasta los sobresitos del Panini me sacaron.

Total que una chica se empezó a poner loca y a preguntarme por la lana del cajero. Le dije que estaba en la cartera, pero la chica me empezó a pegar. Y no es que yo sea fuerte, de hecho soy lo opuesto totalmente, pero no sentía ni los chingadazos del otro wey ni los de esta chica. De repente se fueron las chicas y el wey se dio cuenta que traía una mochila (con la compu) y en chinga me la trató de quitar. Aquí le dije "vivo de esto, llevate lo demás pero por favor déjamela". Obviamente al tipo le valió madres y la siguió jalando y no es que yo me pusiera pendejo es que simplemente no me la quité y el wey no me la podía quitar. El wey se empezó a desesperar y me dijo "dámela o te meto un balazo" y una vez más le pedí que por favor no. Total que llegó una de las chicas y le dijo "ya déjasela, vámonos". El wey siguió forcejeando un rato pero luego desistió y me dijo algo así como "no la armes de a pedo y no te va a pasar nada" justo antes de echarse a correr quién sabe para dónde.

Di unos 5 pasos, y vi 2 coches estacionados. Un Malibu plata y un Jetta negro. El del segundo se bajó y me preguntó si estaba bien y que qué había pasado. El otro wey se quedó en el coche y me preguntó si me habían asaltado. Le dije que sí y me dijo que me subiera a su coche. No sé en qué estaba pensando pero me subí. El wey tenía una charolota de la PGR y me dijo "ví que te estaban empujando y manoseando pero no me pude echar en reversa, pero vamos a buscarlos". Aquí me entró un sentimiento raro, quería decirles hijos de puta, así de webos los cabrones me acaban de bajar lo que me costó mi chamba conseguir, pero por otro lado estaba bastante tranquilo porque me habían dejado la lap. Total que le dimos una vuelta a la cuadra y no vimos nada. El don, buena onda me llevó a la esquina de mi casa. Me bajé, saqué la morralla que me habían dejado, hablé para cancelar todo lo que se podía cancelar. Me fumé un cigarro que me regalaron. Entré a mi casa, prendí la computadora y me puse a escribir estas líneas.

No sé cuál es el objeto de esto. No sé por qué lo estoy escribiendo aquí, a la mejor es porque sé que no voy a ir a denunciar un carajo con los tiras, pero a la vez quiero denunciarlo en algún otro lugar. Mis dos lectores, nunca me habían asaltado en México y aunque me emputa un chingo que me haya pasado, por otro lado es venga, al menos sólo fue lana y un pinche celular todo culero que ni identificador de llamadas tenía. Y digo que no sé, porque hace unas dos semanas vi una balacera en Alfonoso Reyes (en la Condesa a 20 cuadras del lugar donde pasó esto) y no me pareció que valiera la pena aburrirlos con algo así.

Si les motiva dejarme unas líneas estaría fino, sino de todas formas prometo ponerme a darle al perro tumbado pronto. Nos andamos leyendo...